lunes, 4 de febrero de 2013

HARBIN

Harbin es uno de esos ejemplos donde unos sólo ven problemas o inconvenientes, otros ven oportunidades: situada en la provincia más al norte de China, la “Provincia del Dragón Negro” –según traducen su nombre chino-, es una ciudad que ha sabido convertir en negocio el principal motivo que ahuyentaría al visitante, viajero o turista más intrépido: el tiempo. Y así, no es extraño sorprenderse al conocer que la temporada alta –turísticamente hablando- en esta provincia que antiguamente formó parte de Manchuria y de Rusia, es entre enero y febrero, cuando el termómetro marca cifras tan poco atractivas como los -30ºC!
Para conseguirlo, ponen a disposición de cualquiera que se atreva dos atracciones principales: Yabuli, una de las mejores estaciones de esquí del país (aunque no por ello necesariamente buena) y el Festival de Estatuas de Hielo. Este último es uno de esos eventos que, para los que vivimos en China, tenemos apuntado en nuestra lista de escapadas obligatorias antes de irnos definitivamente del país. Lleva celebrándose unos 25 años, comenzando el día 5 de enero y su duración aproximada es de un mes y medio, hasta después del Año Nuevo Chino, o en cualquier caso hasta que las temperaturas ya empiezan a subir y derriten el principal reclamo turístico.
Sin embargo su tradición viene de hace más de 300 años, cuando los campesinos y pescadores en invierno hacían “linternas de hielo” simplemente echando agua en un cubo que se dejaba al aire hasta que, justo antes de llegar a congelarse, se desmoldeaba y en su parte superior hacían un agujero en el que metían una vela de tal forma que el gélido viento proveniente de Siberia no la apagase, pudiendo usarla así en el exterior. Hoy en día la técnica ha evolucionado hasta estatuas como las siguientes:


Lo cierto es que del Festival no tenemos muchas fotos, ya que a -25ºC mi cámara se apagó en cuanto sacamos la primera, así que os dejo con las del Festival de Estatuas de nieve:


No hace falta decir, que para sobrevivir a semejante clima hostil, toda la ropa que normalmente se usa probablemente no es suficiente, así que es necesario invertir en un par de capas de ropa interior térmica (camisetas de manga larga y marianillos), forro polar, plantillas de borreguito, botas de aprés-ski o similares, guantes de esquiar y otros de lana o forro polar debajo, gorro, bufanda, orejeras, gorro, parches de calor y, la estrella del viaje: ¡unos calcetines calefactables! Tienen una pequeña batería que funciona con dos pilas y te dan una autonomía de entre 3 y 5 horas. Si bien fuera no notas el calor en los pies, sí que son la diferencia entre poder caminar dignamente o que se te congelen los dedos de los pies a los 5 minutos de estar a la intemperie… Han sido con diferencia los 12 euros mejor invertidos de mi vida, pero no han evitado que literalmente, se me congelaran las pestañas cuando me lloraban los ojos del frío:


Es sin duda una escapada que merece la pena hacer en grupo así que nosotros nos unimos a última hora con unos amigos de amigos y entre todos alquilamos un autobús, opción altamente recomendable si no queréis sufrir los timos constantes de los taxistas que también han aprovechado el mal tiempo, pero en este caso para hacer su negocio particular timando a los pobres incautos que pretenden que pongan el taxímetro, pero que tras la negativa del conductor se suben sin remedio y sin rechistar con tal de poder huir del frío.

Para acabar de aprovechar el fin de semana, hay un par de atracciones más que merecen la pena a pesar del frío: acercarse a la pista que han hecho aprovechando el río congelado, en la que por 3 euros te puedes tirar durante media hora en donuts gigantes hinchables (aprovechando de paso para entrar en calor),

Y el parque de tigres siberianos, donde además de los mencionados tigres, leones, leopardos, o panteras, por un módico precio puedes comprar una gallina o una cabra y ver –para mi espanto- como provocan a los tigres asomándola por encima de la valla hasta que la sueltan y el más rápido o fuerte se hace con ella y huye del resto de la manada con ella entre sus fauces, aún cacareando, para comérsela hasta la última pluma (no, la gallina sorprendentemente no muere antes del infarto),


O ver a un “liger” (híbrido creado del cruce de un león macho y una tigresa) o a un “tiglon” (cruce de un tigre macho y una leona).

Para los amantes del “melting pot cultural”, recuerden en todo momento que si bien la zona estuvo bajo el dominio ruso, hoy en día pertenece a China, por lo que dicha influencia –como muchas otras en el resto del país- no se deja ver fácilmente en la ciudad. No al menos, en un fin de semana en el que la curiosidad y estancias al aire libre se ven fuertemente limitadas por el frío. Fundada a finales del s. XIX cuando se desplazó a trabajadores rusos para expandir la línea de ferrocarril en el noreste de China hacia Vladivostok, hoy en día, a parte de ciertos edificios principalmente gubernamentales de corte soviético o el Hotel Central, simplemente quedan un par de pistas de su pasado: en los carteles de las calles y de algunas tiendas, donde además de los nombres en caracteres chinos y alfabeto latino, se puede leer el nombre en cirílico, o en algunos restaurantes (que me han recomendado fervientemente no probar). La Catedral ortodoxa de Sta. Sofía pretende ser un museo en el que la falta de control en el acceso hace imposible visitar su maltrecho interior sin estar constantemente empujado, pisado o arrastrado por la horda de gente que la visita los domingos por la mañana.


Para terminar, por si no habéis pasado suficiente frío durante el día, podéis rematarlo yendo a cenar al restaurante-iglú del hotel Shangri-la, donde disfrutaréis de un hot-pot a -17ºC!

domingo, 25 de noviembre de 2012

AUSTRALIA = 1 furgoneta + 2 semanas + 5 depósitos + 2600 km por la costa este + 1 susto entrando en una glorieta x la izquierda

+ 1 avioneta, 3 barcos, 1 tren y 2 bicis
+ 4 ballenas avistadas + 1 grupo de delfines + 4 canguros q comieron de mi mano + 1 koala acariciado + muchos más animales de los q ponía el libro de Ciencias + 1 intento frustrado de buceo
+ miles de peces de colores + playas kilométricas vacías e impolutas
+ trekking
+ kilos de Angus beef + 1 copa de vino a 9 $ +
1 acento incomprensible pronunciado por gente extremadamente amable + ... ¡¡muchas ganas de volver!!

lunes, 12 de noviembre de 2012

VISITAS Y VISITA A XI’AN

Hay muchas entradas en este blog dedicadas a las visitas que, con muy buen criterio, deciden invertir su tiempo y su dinero en venir a vernos. Con la cantidad de destinos que hay cuando uno se pone a escoger sus vacaciones, que escojan China y ahora me parece todo un honor. Así que en mayo, una vez más, nos pusimos manos a la obra para que, cuando suban en el avión de vuelta, piensen que sí, que quizás hay destinos mejores, pero que desde luego si hubieran visitado este país en otro momento, no lo habrían pasado mejor.
Desde el punto de vista del que “recibe”, todas las visitas son distintas aunque no te muevas de la ciudad en la que vives. Me encanta ver sus fotos cuando se van, ya que es como redescubrir lo que veo a diario, pero desde otra perspectiva y con otros ojos; las cosas que ya no me llamaban la atención –como me dicen algunos, “me estoy achinando”- vuelven a sorprenderme y a veces incluso tengo que preguntar “pero, ¿dónde es esto?” y apuntar la dirección para ir yo a investigar después; y así por ejemplo, las fotos de dos amiguetes arquitectos me hicieron fijarme de nuevo en los rascacielos que veo al pasar, y darme cuenta de que no hace falta tener 50 pisos y aparecer en todas las postales para ser simplemente espectacular o, cuanto menos, digno de una mirada más que de pasada. Esta visita en cuestión, la recordaré como la más “gastronómica”; y es que a la hora de sentarse a la mesa, los buenos comedores no diferencian fronteras ni entre tenedores, palillos, espaguetis o noodles, manteles o puestos callejeros… la curiosidad por las artes culinarias orientales no tenía límite y ¡todo tenía potencial para estar buenísimo!
Y así, durante los días que coincidimos no dejamos un puesto sin probar: dulce o salado, frío o caliente, frito, hervido o al vapor, sentadas o de pie. Un catador profesional no lo habría hecho mejor! Además, tuvimos la suerte de poder coincidir el fin de semana en Xi’an y personalmente, poder tachar ya de la lista ese destino que, 3 años después de instalarme aquí, aún tenía pendiente; cuánto mejor hacerlo en buena compañía, en un alojamiento pintoresco y además aprovechar para llevarse de vuelta a Shanghai una maleta de regalos que debieron de dejar temblando a todo el mercado de las perlas de Pekín, mientras ellas seguían ruta hacia el sur.
De la obligada visita a los Guerreros de Terracota me quedo sin duda con dos cosas: la primera, ¡que están rellenos de mercurio! (creo recordar que unos 3 litros dentro de cada uno), y que una de las fosas no la han desenterrado porque entre los guerreros hay “ríos” de dicho metal; lo segundo, los comentarios del guía… en resumen, que la gran mayoría no está excavado aún, en parte xq no saben cómo conservar la pintura de los Guerreros, y que necesitaban la ayuda de países extranjeros (entendiendo por tales a arqueólogos, grupos de investigación y demás) para encontrar una solución. Pero lo mejor, fue su conclusión: "hace 4 años que soy guía aqui y no he visto a ningún extranjero (refiriéndose a los anteriores) venir a excavar”. Y añadió sin pestañear: “será que son unos vagos...".

martes, 6 de noviembre de 2012

PORQUE SÍ.


Pues sí, efectivamente iba a dejar el blog pero supongo que no haber escrito una última entrada de despedida significa que real e inconscientemente era más dejarlo en “stand-by” que dejarlo definitivamente. Y como me seguís preguntando, queréis que os mande fotos, alguno lleva unas cuantas veces que se ha metido y ha fruncido los morros porque no había nada nuevo escrito, y –para qué negarlo- sigo viendo cosas o haciendo cosas que me hacen pensar “esto a X le encantaría, ¡tengo que contárselo!”, no voy a reprimirme por más tiempo. Al fin y al cabo, alguien tiene  que seguir entreteniéndoos cuando os metéis de tapadillo desde el curro…
Así que vuelvo. Han pasado muchas cosas desde la última vez pero no las voy a contar, al menos aquí. Ésas, si tengo tiempo y encuentro una forma de contarlas de forma que no impliquen más riesgos para mi persona, serán objeto de otra … publicación.
Así que sin seguir ningún tipo de orden cronológico, aquí os va la última historia que me han pedido que cuente detalladamente:
Resulta que en septiembre la contable de mi oficina dio a luz; respetando el “zuo yuezi” (zuo=sentarse, yue=mes, zi=measure word=elqquierasaberqueesqestudiechino!), (del que ya hablé en una entrada anterior: http://www.esta-es-la-mia.blogspot.com/2010/02/zuo-yuezi.html ), y con ánimo de ganarme poco a poco al personal, a la vuelta de las vacaciones de octubre me puse en contacto con ella para ir a verla, conocer a la niña y todas estas cosas que según me dicen, tanto aprecia de sus jefes el personal chino y en general en cualquier empresa pequeña de cualquier parte del mundo. Lo que no me esperaba cuando la llamé, ¡es que me iba a invitar a cenar a casa de sus padres, donde se fue después de dar a luz!
Aprovechando que el día anterior tenía clase de chino decidí hacerla práctica y me fui a comprar los regalos con la profesora;  primero nos fuimos a comprar una especie de mono así con pies y capucha y todo muy caliente para el invierno. Y de regalo por la invitación a cenar, aqui en China es habitual regalar una cesta de fruta (mi profe dixit); como la cesta de Navidad, pero en vez de lomo, queso y vino, llena de frutas, especialmente de importación si quieres quedar como un señor. Así que nos fuimos a la frutería a que nos la prepararan y otra vez hilando fino, xq depende de para qué situación sea la cesta, hay frutas que no se pueden meter. Por ejemplo, si vas a ver a un enfermo al hospital, no puedes meter manzanas xq la pronunciación ("pingguo"), suena parecido a estar enfermo ("bin le"); las peras tampoco son buen regalo porque su pronunciación suena parecido a "separar" o algo así. Y en el caso de las parturientas, con el tema de las restricciones de comida, hay ciertas frutas consideradas por la medicina tradicional china como "calientes", que tampoco se les pueden regalar xq no las deben de comer, tipo el durian y otras cuyo nombre en español no sé xq nunca ví allí. Un mundo del que no puedo dar muchos más detalles porque no hay nada escrito y depende también de las zonas.
Además, para mi frustración general me he encontrado en muchas ocasiones que cuando quieres profundizar un poco en estos asuntos, incluso si el chino habla inglés, después de una explicación muuuuy general, llegas muy rápido a un punto en el que todas las respuestas son del tipo “uf, es muy complicado de explicar”, o bien “es bueno para la salud y ya” o incluso “es una tradición china muy antigua, los extranjeros no lo entenderíais”. Lo cual me da que pensar que o bien ni ellos lo saben, o que simplemente no les interesa contarlo o que lo sepamos el resto.
Lo cierto es que la cena transcurrió bien; a las 5.30 pm pero bien. Cuando llegué a la casa había 4 o 5 personas de ésas que “justo pasaba por aquí” para ver a la extranjera bajarse del coche en aquél sitio tan remotamente turístico. Yo, por si las moscas, había aprendido a decir en chino "no puedo comer/beber esto xq el médico no me deja", que suena algo así como "wo bu neng chi/he ..." x si me veía en algún aprieto pero he de reconocer que su madre me agasajó con una cena de 8 o 10 platos distintos y no lo necesité. Sí tuve que decir en cambio en varias ocasiones “wo bao le!”- ¿Alguno sabe lo que significa?

lunes, 23 de abril de 2012

OUTDOOR SHANGHAI.

Como ya dije antes llegó la primavera a Shanghai y, después de pasarnos 4 meses helados de frío debajo del aire acondicionado, con varias capas de ropa (incluida la ropa interior térmica), una manta eléctrica en la cama y con la humedad calándose hasta los huesos, todos los días abro los ojos por la mañana pensando, “¿hará Sol hoy?”.

Hay que aprovechar las estaciones intermedias, así que antes de que el calor sofocante del verano nos tenga de nuevo pegados al aire acondicionado o a remojo en la piscina, cada fin de semana hago varios planes en función de cómo amanezca el día, ¡no hay un rayo de Sol que perder!

Os dejo una selección de actividades al aire libre para el fin de semana o para cuando vengáis de visita que, en contra de lo que se lleva en esta ciudad, no implican grandes comilonas, alcohol o ir de tiendas.

  1. MERCADO MUSULMÁN:
Los chinos uigures, provenientes de la provincia de Xinjiang –de mayoría musulmana muy a pesar del gobierno central-, tienen aquí su lugar de reunión y oración, ya que el mercado se instala todos los viernes desde las 11 de la mañana en la calle de entrada de la Mezquita de Huxi.

Encontraréis a la gente con sus puestecillos de comida, fruta, pieles y especias expuestos sobre alfombras y algunos vestidos con los trajes tradicionales -al menos en lo que a tapar la cabeza se refiere, es decir: gorros ellos y pañuelos las mujeres-. Incluso la parte trasera de una bici puede ser el sitio ideal para instalar el brasero y asar la carne.

Es el paraíso para los amantes de los puestos de comida callejera y, para los que arrugáis la nariz al leer esto, un buen lugar donde iniciarse en este noble arte. Por dos o tres euros podréis probar los mejores y más sabrosos “pinchos” (en el sentido de pincho moruno) de cordero de la ciudad recién hechos, kebabs, pulao (una especie de arroz con verduras y carne), algo similar a lo que conocemos por empanadillas de varios tipos de rellenos distintos y por supuesto té, por citar algunos. Recomiendo dejar sitio para el postre, ya que hay un puestecillo que los vende de varios tipos, todos ellos igual de buenos y recomendables. Y si después de los pinchos de cordero no podéis más, ésas galletas bien merecen ir cargando con ellas en una bolsa hasta casa para el desayuno del día siguiente!

Dirección:
No. 4, Lane 1328 Changde Lu, near Aomen Lu常德路13284, 近澳门路


  1. SHANGHAI STRAWBERRY SEASON:
Pues sí, resulta que por aquí cerca hay algo más que cemento! Todos los años, de principios de marzo a mediados de abril está la Shanghai Strawberry Season, que no es otra cosa que un montón de granjas del Distrito de Qingpu, que ponen sus invernaderos y sus fresas a disposición del que quiera ir a recogerlas, pagando un módico precio de unos 15 rmb/jin (unos 1,8 euros el medio kilo). Sí, te sale más barato si las compras en la frutería debajo de tu casa pero el motivo de ir a recoger fresas no es para ahorrarte al mayorista.


Estoy segura de que habrá algún transporte público que te lleve hasta allí, pero yo sólo conseguí coger la línea 2 del metro hasta la última parada (East Xujing) y de ahí darle la dirección en chino a un taxista (otros 12 euros):

En los 45 minutos de camino en coche y según os vayáis acercando, veréis un montón de invernaderos con puestecillos en la carretera vendiendo fresas así que se puede parar en cualquiera de ellos a recolectarlas.


Dos consejos: llevaros un bocadillo de casa y acordaros de que por mucho que vayáis a recoger, seguís en China así que si teníais pensado quedaros luego tirados al Sol en cualquier sitio y lo conseguís, decirme dónde porque yo no conseguí encontrarlo!


Por supuesto luego está la gente que se lo monta bien y que ofrece la misma actividad pero recogiendo fresas orgánicas (o eso dicen q son), al vergonzoso precio de 17 rmb/kilo!! Más a parte el autobús y la comida…


  1. TREPAR AL PUENTE LUPU:
Con un buen día despejado y sin viento, por unos 9 euros, podréis subir al puente que une la orilla de Pudong y la de Puxi a la altura de la Expo. Cuando nosotros lo hicimos, no se podía bajar por a la otra orilla caminando pero las vistas desde arriba -si no te tiemblan las piernas- siguen siendo igual de espectaculares.

Un ascensor os dejará a la altura de la carretera:

y luego tendréis que subir unos 350 escalones hasta la parte más alta:


Además, esta actividad se combina con la posibilidad de ver con tus propios ojos uno de los ganadores de nuestro top-10 particular de trabajos-basura (dedicaré otra entrada a este tema): no os asustéis cuando lleguéis arriba, efectivamente ése tío se pasa el día a la intemperie sentado a semejante altura para controlar a la gente que sube. Tal y como yo le vi, si tiene que evitar que alguien salte, estamos apañaos…

Más información sobre horarios, dirección y todos los datos del puente que si no eres arquitecto/ingeniero no te importarán, pero si no es lo más de lo más no vale, aquí: http://www.lupubridge.com/index.php/en (ojo con las prohibiciones que especifica: actividad no autorizada para borrachos!).




SHANXI PROVINCE.


El pasado 4 de abril se celebró en China el Qing Ming Festival, o Tomb Sweeping Day. Como este año me he propuesto aprovechar mi estancia en China para algo más que para comer con palillos, darme masajes o chapurrear malamente el chino, hice mis deberes y os puedo contar que es un festival que se celebra una vez al año y, como casi todos en China, tiene lugar más en el ámbito privado de las familias y depende del calendario lunar.

En este día, van a las tumbas de sus antepasados a honrar a aquéllos que, habiendo vivido antes que ellos, hicieron su vida posible; les llevan comida, vino, varitas de incienso y réplicas en papel de versos o poesías que les gustaban en vida, o de dinero y las limpian de polvo y hierbas.

La tradición empezó allá por el siglo 7 a.C. cuando el joven príncipe Chonger fue expulsado de la corte imperial debido a las maquinaciones de una concubina. Acompañado por un fiel oficial del gobierno llamado Jie Zitui, el príncipe vivió en el exilio durante 3 años antes de ascender al trono. Pasado el tiempo, mandó llamar a Jie a su servicio pero cuando su fiel compañero rechazó su petición, el rey prendió fuego a la montaña en la que vivía el oficial para hacerle salir. Abrumado por los remordimientos, el rey instituyó este festival para honrar la memoria del oficial.

Como yo no tengo ningún antepasado que honrar por aquí -al menos que yo sepa- ni tumbas que ir a visitar para limpiar, antes de irme de viaje me encargué de que la gente de mi oficina hiciera lo propio y tirara toda la m**rd* que tenían acumulada del último año y medio y me puse rumbo al norte de China, a la provincia de Shanxi.

Un par de horas de vuelo separan Shanghai de Taiyuan, la capital de la provincia y a la que hay que volar para empezar el tour. De ahí, tras hora y media de coche por una carretera con sorprendentemente poco tráfico, llegas a Pingyao, según dicen la ciudad amurallada mejor conservada de China.



La muralla tiene un perímetro de 6 kms, por lo que la mejor forma de ver Pingyao es alquilando una bici para recorrer las callejuelas.


En un día se puede ver todo, pero sin duda merece la pena quedarse una noche a dormir para dar un paseo de noche con los farolillos encendidos y redescubrir el silencio en la habitación de una de las residencias familiares de las épocas de las dinastías Qing y Ming, que se han conservado y reconvertido en hoteles. Sin duda me quedo con éste: www.yide-hotel.com. El desayuno se paga a parte y si eres una termita como yo, es un poco clavo pero, ¿a quién le apetece congee para desayunar?.




A los que vayáis guiados por la Lonely Planet os diré que las excursiones que propone alrededor de Pingyao no merecen la pena demasiado. El sitio donde rodaron “La Linterna Roja” es chulo, pero con el debido respeto y perdón de los cinéfilos, es similar al hotel que recomendé más arriba, pero más grande y con mucho turismo… En cuanto al “Castillo subterráneo”, si es subterráneo pero lo único que tiene de parecido con un castillo son los túneles, que en aquél serían pasillos.



De Pingyao, la forma más económica de ir a Datong es en tren nocturno con literas y así lo habríamos hecho nosotros si nos hubieran llegado los billetes que reservamos… Como nuestro vuelo de vuelta a Shanghai era desde Datong, no tuvimos más remedio que alquilar un coche con conductor para recorrer los 200 y pico o 300 kms que separan las dos ciudades.

La carretera es buena y nosotros al menos apenas nos encontramos con tráfico; lo bueno de hacerlo así de día es que durante el camino pudimos ver entre las plantaciones, a familias que efectivamente estaban en las tumbas haciendo ofrendas, limpiándolas o simplemente conversando. Además, aún quedan en pie en esta zona restos de la Gran Muralla.

El Monasterio Colgante de Datong no es para los que tengáis vértigo, especialmente si sopla el viento. Con permiso de una amiga que me dijo que no le había fascinado “porque para eso ya tenemos las casas colgantes en Cuenca”, yo creo que sí merece la pena la hora y pico de coche que hay que hacer para verlo, siempre y scuando no vayáis un día que haya mucha gente. Nosotros tuvimos la suerte de que, además de hacer sol, había muy poca gente así que no tuvimos que esperar las dos horas de cola que, según el conductor, hubo el día anterior!



Y las cuevas de Yungang también merecen una visita; construidas en el s. V a.C, tardaron más de 60 años en tallar las más de 50.000 estatuillas de Buda en las rocas; para muestra un botón:





Eso sí, aseguraros de cenar antes de ir al aeropuerto xq allí no (literalmente) hay donde hacerlo; no os vaya a pasar como a nosotros que, encima de no haber comido, lo único que encontramos comestible mientras esperábamos el vuelo, fue una bolsa de dos kilos de nueces!