lunes, 3 de noviembre de 2008
¡LLEGÓ EL INVIERNO!
Vale, teniendo en cuenta la época del año en la que estamos, ésto no tendría nada de particular y sin embargo sí q lo tiene ya que... HACE DOS AÑOS Q NO VIVO ESTA ESTACIÓN!
Mi último invierno fue exactamente el q me pasé estudiando xa terminar la carrera en diciembre, luego fue acabar, y casi podría decir q el sol no paró de calentarme desde entonces (toma metáfora sin quererlo).
Los siguientes meses en Madrid, empezaron con los primeros rayos en Semana Santa -a mi llegada- y con ellos las primeras tardes tomando el sol en la terracita, mis primeras incursiones en las plazas y terrazas del centro, y el no necesitar llevar chaqueta "por si acaso" (a los de Asturias esta frase os sonará); recuerdo con horror las prácticas de conducir durante 3 horas hasta Móstoles y vuelta en un coche de autoescuela en el q el calor asfixiante me aplastaba hasta el punto de quedarme completamente dormida en el asiento de atrás mientras mi compañera llevaba el coche en su turno y el profesor me reñía x no atender y aprender de los fallos del resto, mientras yo pensaba q si apagara el cigarro de una vez y subiéramos la ventanilla, quizás el aire aconcidionado me ayudaría a mantener la tensión en su sitio y a mi despierta. Luego, en verano, alguna escapada de fin de semana a la playa, tardes en la piscina (trabajar de 8 a 3 es lo q tiene), citas cual vampiros a la caída del sol, y tras la pertinente siesta, para adentrarnos en las variada oferta-nocturna-estival-madrileña ... sí, la vuelta al trabajo más de una vez la hicimos justo antes de q saliera otra vez el sol!
El otoño se portó, y en consecuencia las incursiones nocturnas tampoco se nos dieron nada mal.
De allí me fui a Asturias, a empezar el "curso intensivo" de mes y medio sobre comercio exterior antes de irnos; bien barato pagamos el precio de lo q vino después, aunq entonces no veíamos el momento de q llegara el descanso e ir a comernos el pincho a Oblanca o, ya puestos, de ponernos rumbo a nuestros respectivos destinos. Ése invierno lo fue, simplemente x lo q marcaba el calendario, ya que no hizo falta ni un abrigo gordo, ni sacar los guantes del armario, ni adoptar la "moda cebolla" xa aislarse del frío.
De hecho, justo empezó a nevar la mañana del día que iba yo conduciendo con mi maleta cargada de ilusiones (y de un exceso de equipaje de cuyo importe no quiero acordarme), rumbo al aeropuerto con destino a Singapur; si el avión sale unas horas más tarde, el tráfico cortado en la autopista x la nevada, me habría jugado una buena...
Singapur: a 130 kms. al norte del ecuador, clima tropical, con monzones, una temperatura media anual de 30ºC y no se cuántos por ciento de humedad, no es precisamente un destino en el que haga falta abrigarse, quitando en los taxis y centros comerciales, en los que el aire acondicionado parece librar una batalla mortal xa ver quién es más extremo, con el bochorno q entra cada vez q se abren las puertas. La muerte realmente es la q puedes pillar con la diferencia de temperaturas, especialmente si te acaba de pillar el monzón fuera y entras mojado. Por cierto, la experiencia de la fiebre en semejante clima, no se la deseo... a casi nadie.
De TODOS los destinos q pisé ése año (sniff!), solamente puedo decir q en Laos, en la montaña, pasé frío, pero de hecho no lo hacía, es sólo q viniendo de donde venía, creo q hasta Canarias me hubiera resultado poco cálido... "Mi vida x poder ponerme unos vaqueros!", pensaba a veces.
Ya de vuelta, el 1º shock fueron los escasos minutos q me pasé a las 5 de la madrugada corriendo por la pista del avión al autobus en el aeropuert de Frankfurt; en unas horas la diferencia de temperatura fue de unos 40ºC MENOS (de estar aprovechando los últimos rayos de sol en la pisci de mi casa, al frío polar!); en Madrid, al esperar a mi hermano en el aeropuerto al otro lado del cristal, donde el piloto nos había anunciado q había -5ºC, recuerdo q pensaba "¿pero la gente así puede vivir?", mientras me iba agarrotando sólo de pensar en salir al otro lado aunq fuera xa subirme al taxi. La taza de caldo y el pincho de tortilla q vinieron después lo compensaron, pero no pudieron evitar los escalofríos q sentía al pensar en el bikini, aún mojado en la mochila por el último chapuzón!.
Vale, es cierto, en Oviedo al llegar hizo frío; pero fueron 3 días contados, q coincidieron exactamente con los q me pasé encerrada en casa pegada al radiador, durmiendo a deshora, y babando la almohada de mi hermano mientras me quedaba dormida en su cama a los 5 minutos EXACTOS de empezar todas las series y películas con las q intentó ponerme al día después de un año fuera. Me entretenía intentando hacerles un hueco en mi cuarto a mis veintipico kilos de equipaje (de cuyo exceso e importe tampoco quiero acordarme), y demás paquetes q mis visitas fueron trayéndome a lo largo del año, con la calefacción central a todo gas, y un radiador eléctrico portátil, q hacían resoplar a mi madre cada vez q se asomaba como para comprobar q de verdad estaba allí.
Así q ahora, x fin, LLEGÓ EL INVIERNO!! hombre, no voy a decir q no prefiriera estar tumbada en una playa al sol, pero ya q es lo q toca... ahora tengo la excusa perfecta para remolonear, dormir la siesta "xq con la tarde q hace...", oir llover desde la cama, comer chocolate con churros, desempolvar los juegos de mesa y de cartas (¿alguien se apunta a un Conti o a un Encarte?) xa pasar las tardes de domingo de risas con amigos, cerca de una buena estufa o darle un buen empujón al libro con el q me duermo todas las noches entre las manos. Reconozco q estoy un poco en formato hibernación, como los osos, pero esto de poder bajar la persiana, es lo q tiene...
También hay q recuperar viejas costumbres, como llegar de la calle y meter los pies helados debajo del radiador o darse una buena ducha de agua caliente xa entrar en calor, comprar castañas (mejor salir a recogerlas) y, con un poco de suerte -a ver si este año ya toca- volver a subirme a unos esquíes!
En su defecto, una buena guerra de bolas de nieve tmb se acepta, os reto a todos!!
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2 comentarios:
Todo muy bucólico pero no lo compro Mela, esta vez no me convences y llevo el mismo tiempo que tú sin echar otro humo por la boca que no sea el de la nicotina. Quizá la razón de mayor peso en la balanza de pros y contras de la vuelta es precisamente hacerlo en diciembre cuando allí azota el invierno y aquí aún acaricia la amable y juguetona brisa primaveral.
Esa es otra. De acuerdo, acepto que en las estaciones tengan que existir, ¡pero ¿dónde coño se esconden la primavera y el otoño?!
Ahora que por fin llegó el invierno, solo nos falta la Wii :D
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