Aterrizar en la (antigua) capital de Birmania es lo más parecido que he probado a meterme en una máquina del tiempo y volver ... 60 ó 70 años atrás -ó, más bien, como yo me lo imagino por aquél entonces-;
La sensación se acentúa cuando viajas por el interior del país al comprobar que, por desgracia, las condiciones de vida de su población han mejorado nada o muy poco, a como vivían por aquél entonces, bajo la dominación británica.
La primera sorpresa te la llevas al subirte al taxi: conducen por la derecha pero... ¡tienen el volante a la derecha! por suerte, el parque automobilístico y las infraestructuras, unidos a una sensación de que no hay prisa por nada, ayudan a que las situaciones de peligro sean "pocas" dadas las circunstancias; además, es habitual que con tu chófer vaya un guía sentado en el asiento izquierdo del copiloto, que le indica el mejor momento para asomar el morro y adelantar, ¡no tiene desperdicio!. Por lo visto, la mayoría de los coches y taxis son importados de segunda mano desde Singapur, donde conducen por ése lado...
Sin embargo hay algo que te choca en cuanto sales del aeropuerto y vas acercándote al centro: a pesar de ver claramente el rastro de la época colonial en impresionantes villas y mansiones a través de las verjas del jardín, hoy en día casi en ruinas y comidas por la maleza (como por ejemplo ésta foto de la antigua estación de tren)
... se respira un aire de tranquilidad, totalmente diferente al de la mayoría de las otras capitales del sudeste asiático. La razón es simple: la circulación de bicis, motos y demás inventos asiáticos de dos o tres ruedas está prohibida por el centro de la ciudad, lo cual le da un aire aún más señorial.
La escasa publicidad sobre marcas y productos extranjeros, va totalmente acorde con la vestimenta de la gente, ya que la inmensa mayoría de la población aún utiliza el longyi para vestirse, que no es otra cosa que una especie de pareo cilíndrico, con estampados y formas de atarlo diferentes en función de que el que lo lleve sea hombre o mujer.
Lo primero que hay que solucionar, es hacerse con la moneda local; en muchos sitios admiten USD pero sobre todo para compras de importes pequeños, sale mejor llevar encima kyats (olvidaros de los cajeros y haced bien los cálculos antes de ir xq si se os acaba el presupuesto, no tendréis cómo conseguir dinero). Tenéis dos opciones, o bien ir a un sitio de cambio oficial donde te aplican el cambio "oficial", es decir: 1 USD = 6 kyats, o bien ir al mercado negro donde 1 USD = 9.000 y pico kyats, cifra a fijar según el día. Para nosotros la respuesta estaba clara, así que allá que nos fuimos al mercado negro con nuestros dólares, éso sí, bien nuevos, sin doblar, sin arrugar, y sin nada-de-nada xq en ése caso, no te los cogen. Tmb recomiendo llevar billetes grandes, ya que el cambio es mejor: por ejemplo, mientras que por los billetes de 100 USD nos dieron 930 kyats, por los billetes menores daban 910 kyats. El resultado, fue que durante 10 días, nos sentimos realmente millonarios!:
En Rangún yo recomiendo pasar un día, que bien aprovechado os dará para ver lo más importante
...callejuelear e ir al mercado de Bogyoque Aung San si queréis comprar artesanía o piedras preciosas...
Pero sin duda tenéis una cita obligatoria con la Pagoda de Shwedagon antes de atardecer, ya que es tan absolutamente impresionante, que es difícil escoger si es más bonita a la luz del día con el cielo azul de fondo, que iluminada de noche; mejor ir a tiempo de verla de las dos formas y bien provistos de repelente de mosquitos...
La de enfrente no desmerece a la anterior, ya que aunque es más pequeña, sus adornos y tallas en la parte exterior son más detallados y además, tiene muchísimos menos visitantes (también menos posibilidades de que te "asalte" un monje queriendo practicar inglés).
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