martes, 28 de junio de 2011

LOS MONZONES Y OTRAS DISQUISICIONES.

A la vuelta de mis mini-vacaciones y, como no podía ser de otra manera, Shanghai me recibió en plena época de lluvias; no es lo más cómodo del mundo, pero hay que saber adaptarse y yo personalmente aproveché la excusa para hacer lo mínimo los fines de semana y reírme sola echando la siesta en el sofá mientras oía el temporal fuera. A la hora de desplazarse ya es otra cosa, ya que hubo varios días en los que casi cruzo el río en canoa en vez de ferry+moto; por increíble que parezca, la idea de dejar la burra en casa xa ir en taxi no te ahorra ninguna mojadura, ya que tardaba lo mismo en encontrar un taxi x la mañana que en llegar a la oficina en moto y con el viento soplando por los cuatro costados, no hay paraguas que te resguarde...

Otros aprovecharon la coyuntura para hacer cenucas y fiestas en casa y el resto, que ante todo somos agradecidos, les ayudamos a cumplir sus deseos hasta que la policía muy amablemente venía a picarnos a la puerta para recordarnos que los vecinos también querían dormir. Yo apuesto lo que sea a que aquel buen señor con casco e impermeable se hubiera tomado una copichuela con nosotros, ya que no hacía más que mirar para dentro con los ojos como platos, y con expresión de: “pues anda q estos no se lo deben de estar pasando bien!”, pero ni mi nivel de chino me da para tanto ni encontré a nadie q quisiera hacer de traductor... Supongo que el hecho de descubrir que la luz del descansillo y escaleras del edificio de enfrente tienen un sensor q se activa por el ruido, también ayudó a q los vecinos se acordaran de nosotros, de nuestros padres y de alguno q está leyendo esto seguro q tmb! Claro, la mayoría de nosotros no habíamos visto nunca antes que pegando un grito a pleno pulmón por la ventana, se iluminase entero el edificio de 30 plantas de enfrente y seguro que entendereis que es de ésas cosas q no vale que te las cuenten o solo verlas, sino que tienes q experimentarlas tú mismo...

Enlazando con dos entradas anteriores, os pongo al día:

- Por un lado, he quasi-decidido dejar la medicina china... poniendo a un lado de la balanza el esfuerzo que me supone tomar la pócima del Dr.Qin, y al otro los resultados que obtengo, no lo veo compensado. Sí, ya sabía q son tratamientos a medio/largo plazo, pero es q desmoraliza al más optimista. Teniendo en cuenta además el componente genético de mi caso, no sé hasta qué punto pueden hacer algo de verdad y no tengo manera de preguntarlo e informarme como Dios manda. Y además, ¿qué hago el día q me vaya de aqui?, ¿me mandan las medicinas por avión?! Vamos, q donde antes veía todo ventajas, ahora sólo veo inconvenientes y excusas para no hacerlo y como al fin y al cabo no me obliga nadie, creo que hasta aqui llega mi aventura en lo q a la curación del colesterol con medicina tradicional china se refiere.

- Por otro, la ayi de mi oficina ha dimitido! Increíble pero cierto, por lo visto lo hizo mientras yo estaba en España y es que los cambios que le sugerimos le parecieron demasiado así que nos dijo q ella no estaba cómoda así y que se iba. Yo personalmente lo prefiero, xq tener una batalla de este tipo 3 veces por semana, simplemente, paso. Ahora tenemos a otra que aún no lo sabe pero mañana es su último día, ya que después de sugerirle que los cristales tmb se limpian, las mesas, las repisas de la ventana y otros sitios que ella no consideraba importantes, lleva 10 días cogiendo a mi pobre compañera taiwanesa y friéndole la oreja a quejas, barruntos, protestas, recriminaciones, faltándole al respeto y demás comentarios del tipo “es q éso no me lo habíais dicho antes”. Coño, vale, pero ahora ya si te lo dijimos, no veo el problema ni la necesidad de seguir quejándose de lo mismo. Vamos, lo que me faltaba, II parte. Así q mañana acaba el mes y su trabajo en esta oficina, y el viernes entra la tercera ayi de junio... la cosa promete xq cuando vino esta mañana a ver la oficina, hablar de horarios, pasta y demás, una de las preguntas que hizo y que al parecer le tenía muy preocupada, fue: “pero, ¿tendría que limpiar también los cristales por fuera?!”. Normal, como para no estar preocupao: teniendo en cuenta que mi oficina está en un piso 26, que ocupa un lateral entero del edificio y que de todas las ventanas que hay, sólo algunas se pueden abrir y no de la forma usual, sino que la parte inferior se puede abrir hacia fuera unos 30 centímetros... parece que la respuesta lógica habría sido un: “hombre, si sabe usted volar sí!”, pero nos confirmamos con un tranquilizador: “no se preocupe, no será necesario”... (No quiero ser bruja, pero no dejo de preguntarme qué habría hecho la pobre si le llegamos a decir que sí, ¿descolgarse haciendo rappel desde la azotea del edificio?! A éso llamo yo buena disposición, ¡sí señor!).

Esperemos que, como dice el refrán, ¡la tercera sea la vencida!

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